¿QUÉ DEMONIOS ES UN LIDER?
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¿Pero qué demonios es un líder? Un día me formulé esta pregunta ante las pantallas de Kennedy Museum & Library de Boston que muestran los discursos más conspicuos de los famosos miembros de este clan de políticos. En uno de ellos aparece la frase que recuerda que la derrota es huérfana.
No cabe duda de que identificamos a los líderes por el uso que ejercen de la palabra. Es difícil concebir un líder cuyo verbo no sea excitante, capaz de sacudir al oyente. Como el de John Fitzgerald Kennedy.
Pero un líder es más que un conjunto de habilidades comunicativas: un líder constituye un conjunto coherente de actitudes, una batería de hábitos reiteradamente implementados, un estilo de trabajo.
En su monumental libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, el autor norteamericano Stephen R. Covey (un clásico de la lectura preceptiva) cuenta en detalle lo que a un buen directivo le corresponde hacer, ya sea en el trabajo o en la esfera familiar, donde el liderazgo también es necesario y donde a menudo, y paradójicamente, se encuentra en precario.
Tengo la convicción de que una persona es esencialmente lo que lleva a cabo. No basta con saber qué piensan. O con saber qué dice. O con saber lo que piensa que dirá. Ni con saber lo que piensa que hará. La capacidad de realización es la señal contundente que nos ofrece la dimensión real de la persona. Las palabras de Confucio son claras en este sentido:
"Las palabras nos pueden tocar; pero solo el ejemplo nos arrastra"
La praxis de Guardiola es plenamente coherente con sus palabras. Por eso su ejemplo arrastra. ¿Cómo? Con pequeños grandes detalles del tipo.
- Es el primero en llegar a los entrenos y a menudo es el último en marcharse.
- Estudia con meticulosidad al rival para detectar sus puntos débiles y sus puntos fuertes y así poder contrarrestarlos.
- Saca partido del equipo de especialistas qué el mismo ha creado.
- Se adapta a las necesidades individuales de cada miembro de la plantilla practicando el coaching, el asesoramiento individualizado.
- Comparte el protagonismo con su equipo de colaboradores pero al mismo tiempo establece normas para evitar fugas de información.
- Comparece ante los medios con disciplina pero sin romper la norma de no conceder entrevistas fuera de los espacios comunes para todos los periódicos.
- Elogia en público a sus jugadores y los convierte en los principales artífices de las victorias.
- En todo momento sitúa la comunicación interna al servicio de los jugadores, de sus necesidades y de sus preocupaciones.
Son hábitos de trabajo que configuran un método y, por supuesto, un liderazgo.
Tal y como afirma en un artículo anexo el psicólogo clínico Antoni Boliches, más que tener un método, Guardiola es el método: es decir, el entrenador proyecta su personalidad y su luz es recogida por todo tipo de estrellas y cuerpos siderales de la plantilla azulgrana.
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Hasta aquí una parte del libro que me ha parecido super interesante y que quería compartir contigo. Creo que Guardiola es un ejemplo a seguir y yo no sólo le sigo por ser culé si no también lo tengo como referente de entrenador y sobre todo como persona.
Espero que te haya gustado, si es así, compártelo en tus redes sociales. Gracias
Adiós, adiós.
Pablo Sánchez
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